viernes, 15 de marzo de 2013

Poema desde mi atalaya en Manhattan

"Maquiavelo",
disco grabado a fuego y
troquelado en el infierno,
suena sin parar
en un gramófono de aguja corta
y madera rancia.

Que pare la música...
¡Que se callen los Príncipes!
Es inútil,
los tímpanos sensibles
se trepanan
por las notas chirriantes.

¡Está rayado!
rayado ado ado ado ado ado ado 
¿Pero no hay alguien
con la fuerza de Zeus
que pare todo esto?

¿No lo hay...?
Entonces...
Se junten los sordos... todos
los que tienen dañada la oreja
y griten griten griten griten griten griten 
hasta que enmudezca el aparato.

Otros, piensan 
que ya se gastará la aguja,
pero tal vez sea tarde...


Otto Lecmar



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